Mi conciencia siempre me ha dictado la norma de exprimir el presente con la
máxima intensidad, procurando soslayar las nostálgicas sombras del ayer y las
ansiedades de un hipotético mañana.
He intentado hacer de cada uno de mis días una vida en
miniatura, apurando las delicias de las cosas hermosas que, muchas
pequeñas y algunas grandes, se han ido cruzando en mi camino.
Creo haber tenido la fortuna de navegar por la vida impulsado por vientos propicios, surcando con rumbo firme las aguas de mis piélagos favoritos: la madre naturaleza, la práctica deportiva, la letra escrita y la búsqueda constante del amor verdadero.
En su seno he anegado mis metas y mis anhelos y fiel a ellos quisiera concluir mi periplo vital cuando el destino así lo disponga.
Ahora una grave dolencia que precisa de una urgente intervención quirúrgica ha puesto piedras en mi camino que me impedirán por un tiempo la práctica deportiva, hasta el momento siempre presente en mi día a día.
Habituado a los retos, me he propuesto superar este escollo y volver a transitar con renovadas energías mis queridas rutas marinas y mis caminos de montaña. Quizás con un ritmo menos vivo, pero no por ello menos satisfactorio. Estoy seguro de lograrlo como ha ocurrido en tantos otros avatares a los que me he enfrentado.
Este alto en el camino no va a afectar a mis otras tres pasiones que siguen bien vivas en mí, por lo que seguiré gozando de la maravillosa naturaleza que me rodea, continuaré braceando en los cauces de la imaginación para dar vida a mis libros y sobre todo amando a todos aquellos que de alguna forma comparten mi vida, pues aunque a mi naturaleza no le angustia carecer de amor, lo cierto es que no puedo vivir sin darlo.
Recuerdo que años atrás escuché en boca de un buen amigo, viejo compañero de tantas carreras, una reflexión muy ilustrativa que hoy comparto plenamente y dice así: "El camino hacia la vejez no es otro que ir dejando poco a poco de correr, de andar, de comer, de beber, de leer y hasta de amar, instante éste último en que la muerte se convierte en una alternativa más atractiva que la vida."
Afortunadamente hoy todavía me siento a contracorriente de este hipotético final de trayecto, acopiando día a día muchas más ganas de vivir y de amar.
Afortunadamente hoy todavía me siento a contracorriente de este hipotético final de trayecto, acopiando día a día muchas más ganas de vivir y de amar.