Desempolvando mis viejos poemas en una de esas plomizas tardes de Enero en las que mar y cielo olvidan su habitual templanza y desatando toda su furia invitan a sumergirse al calor del hogar en las procelosas aguas del pensamiento, volvió a mis manos el manuscrito original de uno de ellos que años más tarde incluí en mi poemario "Rimas para el recuerdo".
El sentimiento que en él expreso continúa vigente a pesar del largo tiempo transcurrido y me sigue acompañando en todo aquello que emprendo. Siempre ha sido un precioso talismán que me ha acercado a mis retos y a mis sueños.
Muchas etapas, unas en soledad y otras en compañía han jalonado mi ya largo discurrir por el túnel del tiempo y presiento que una nueva e ilusionante se acerca. La espero con los brazos abiertos para vivirla intensamente con las inquietas e indestructibles alas de mi alma viajera.
"De Sagitario la saeta
cabalga mi alma viajera
caminando por montaña,
desierto, bosque o pradera;
pedaleando en bicicleta;
nadando en someras aguas;
o bien paleando con saña,
centauro en frágil piragua.
Cuando el pulso se acelera,
van percutiendo en mi mente
sueños que relampaguean
como el grito de un demente,
pensamientos que aparecen
en confusa borrachera,
sensaciones que me alteran
con su mágico excipiente.
Siento el cuerpo desbocado.
¡Todo mi ser se potencia
si este elixir hechizado
serpentea por mis venas!
Con un vigor redoblado,
en ciega concupiscencia,
pienso, siento, sueño y amo
prisionero en sus cadenas."
