El ciclo vital del ser humano lo componen sucesivas etapas que van marcando de forma indeleble su devenir.
Andrés Montava había transitado etapas muy diferentes, en lugares diferentes y junto a personas diferentes. Había apurado el néctar de muchas primaveras y encerrado la hiel de muchos inviernos en el baúl del olvido, mirando siempre adelante hondamente convencido de que la felicidad es un trayecto, no un destino. Consciente que en el olvido está la memoria y en la memoria el olvido.
Tras las dos intensas etapas de su activa trayectoria vital narradas en mi novela "Tiempo de Soledad", Andrés, ferviente defensor de la libertad y la individualidad humana, acomete en su avanzada madurez una nueva y apasionante singladura que desde su tierra levantina le llevará a adentrarse en las peculiaridades históricas, culturales y sociales del país mexicano mientras, a caballo del incomparable marco de ambas tierras, se debate en el cierre de dos relaciones imposibles que por diferentes motivos deben quedar atrás.
En "Corta primavera", el periplo mexicano de Andrés le llevará a recorrer una buena parte del país desde las costas veracruzanas hasta los Estados coloniales del altiplano, siguiendo la Ruta de la Plata y el Camino Real de Tierra Adentro en una aventura nacida en su amada tierra alicantina que aflora sentimientos, pregona naturaleza, respira historia y atesora cultura.