Marzo acostumbra a ser un mes de contrastes para el cuerpo que a menudo sorprende al caminante con el imprevisible humor de su meteorología, pero no es menos cierto que és también tiempo de transición para el alma por cuanto nos acerca a ese ansiado estallido primaveral que tanta importancia tiene para aquellos que, gozando de un íntimo contacto con la naturaleza, ya lo atisbamos.
Años atrás escribí algo al respecto que más tarde quedó reflejado en mi libro de poemas "Rimas para el recuerdo" y que encierra algunas de mis reflexiones acerca de este mes de veleidosos hábitos.
abanicando los prados
y el temprano calorcillo
ya va el cuerpo confortando
por más que la lluvia inquieta
frecuente siga llorando.
y los almendros en flor
engalanan un paisaje
que recupera el vigor
que recupera el vigor
en tanto el canto aparece
del mirlo madrugador.
tímidas flores salpican
temblorosas la explanada
en pétalos que expirando
tras las noches de tormento
son suspiros de alborada.
cubre la luz más trayecto;
pienso, escribo y leo ahora
con mayor actividad
y aguzando el intelecto
combato a la ociosidad.
y el clima al esfuerzo invita;
ando, pedaleo y remo
del esfuerzo sibarita,
cultivo mi cuerpo entero
y el bienestar me visita.
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