Estoy asumiendo el reto de ponerme al dia en este apasionante mundo de las redes sociales que para quienes hemos vivido la época de la vetusta máquina de escribir se nos antoja alucinante.
Algo parecido ya me ocurrió en la década de los setenta cuando aparecieron los primeros PC, lentos artilugios cuyas prestaciones tanto han cambiado desde entonces.
Recuerdo que un buen dia se le instaló a mi entonces secretaria uno de ellos y se me planteó un dilema.
Pensé que tenía dos opciones: aferrarme a mi querida Underwood que con su familiar repiqueteo aún me sacaba de apuros o adentrarme en los intrincados vericuetos de la informática.
Creo que afortunadamente acerté al elegir esta última y entonces incómoda opción de futuro.
Me puse manos a la obra y poco a poco, dedicandole tiempo y aplicando altas dosis de esa olvidada medicina que es el sentido común, conseguí salir indemne de mi reto de entonces, cuyo listón era crear mi propia web personal.
Hoy me considero afortunado por tener todavía ilusión de aprender y por disponer de amigos que me ayudan en mi propósito de crear mi propio blog.
Gracias a todos ellos.
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