El hecho de que esta semana haya descansado nuestra particular aventura por los GR catalanes en espera de su inminente culminación en el monasterio de Montserrat para nada ha frenado mi actividad en lo que hace al contacto con mi acostumbrado binomio naturaleza-deporte.
Buena prueba de ello ha sido mi escapada del lunes a la Sierra Calderona, precioso baluarte sobre la huerta y el mar de mi querida tierra valenciana y entorno donde el caminar tiene para mi un significado muy especial, sobre todo si como en esta ocasión lo hago en la entrañable compañía de mi hermana Montse que se está iniciando en la marcha nórdica y la próxima semana me devolverá la visita incorporandose al grupo que subiremos a Montserrat.
Pero la semana está dando para más y ayer miércoles mis ansias montañeras me condujeron a una salida en solitario de aquellas en que puedes concentrarte en alimentar el espíritu solo con la belleza que te rodea y que tengo la feliz costumbre de realizar de vez en cuando.
Fue un largo recorrido de unos 28 Km. con inicio en l'Arboç adonde llegué en tren y que atravesando el Parc del Foix desde Castellet me llevó de regreso a Cunit rodeando el pantano y pasando por la Font d'Horta.
En total 6 felices horas que me parecieron muy cortas y en las que tan solo el leve rumor de mis botas y palos turbaban la paz de un entorno que siempre me brinda esas generosas delicias de las pequeñas cosas que tanto aprecio.
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