A lo largo de mi larga andadura por el mundo del deporte en la naturaleza he tenido ocasión de experimentar las peculiares sensaciones que nos brindan una gran parte de aquellos que se practican bien a cielo abierto o bien en el medio acuático habiendo perdido la cuenta tanto del número de kilómetros que he recorrido por todo tipo de terrenos caminando, corriendo o en bicicleta como el de millas que he cubierto navegando a remo o a vela o bien simplemente nadando o hurgando en las profundidades marinas, como impenitente devoto de esa naturaleza a la que tanto amo.
Este privilegio del que por fortuna aun hoy en dia continúo gozando me es de gran ayuda para constatar los aspectos que desde el punto de vista de la actividad física tienen en común algunos de ellos y que en muchas ocasiones ofrecen sorprendentes similitudes a pesar de ser practicados en medios tan opuestos como el terrestre y el marítimo.