Que la alta montaña en primavera es especialmente imprevisible y el veleidoso junio acostumbra a obsequiar de manera brusca a aquellos que la amamos con el más variopinto abanico de fenómenos meteorológicos quedó bien patente a los cuatro osados caminantes que la pasada semana decidimos retar a sus cumbres y profanar sus más recónditos lugares con nuestra ilusionada y devota presencia.
La lluvia, el granizo y el gris manto de las brumas acechando por doquier acompañaron nuestro tesonero discurrir de refugio a refugio por embarrados senderos, empapados prados y resbaladizas torrenteras a lo largo de cinco inolvidables jornadas cuya incuestionable dureza solo puso a prueba nuestra preparación física, ya que la mental estaba por las nubes y era inquebrantable.
Montse con su tenacidad, buen hacer y experiencia en estos avatares, Fernando con su solidez física e intuición para seguir los caminos y Félix con su buen humor y positiva filosofía fueron excelentes compañeros del entusiasmo y optimismo que hierven en mis venas cada vez que me adentro en las bellezas que la madre naturaleza ofrece.
La armonía, el buen humor y el compañerismo de un puñado de mosqueteros se hicieron de nuevo realidad y su recuerdo seguro quedará para siempre en nuestros corazones.
¡Todos para uno y uno para todos!
¡Todos para uno y uno para todos!
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