De "Mis pequeños placeres" © 2012
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martes, 21 de mayo de 2013
Recibir un halago sincero
El trance de asumir un
halago no es cosa fácil cuando la sombra de la duda planea en el subconsciente de
quien lo recibe. Su credibilidad es inestable. Depende de quién proviene y cómo
se hace. El que los dirige de forma falsa o perversa se arriesga a perder la
confianza del presunto halagado. Aprecio recibir cumplidos sinceros y valoro
sobre todo la manera de expresarlos. Nunca me manifiesto públicamente indigno
de ellos. Rehúyo la falsa modestia y
siempre los agradezco con mi mejor sonrisa.
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