Las frías jornadas invernales deparan momentos inolvidables al caminante que acomete largas travesías de montaña. Años atrás una solitaria
salida en ese momento mágico del amanecer me inspiró
este poema que publiqué en mi libro "Rimas para el recuerdo". Posteriormente su versión en mi querida lengua valenciana formó parte de mi poemario de 2010 "Memòries en valenciana rima" con el título "Anhels incògnits". Quien lo desee puede acceder a su formato
vídeo poema que viene acompañado de una preciosa melodia de
Telemann.
Fría alborada de Enero cuando salgo a caminar
abandonando arrugado el sudario de percal
carcelero
de los sueños de mi inquieto dormitar
en las largas noches muertas de la tiniebla invernal.
Mi sendero serpentea entre la turbia calina
dejando atrás el cobijo del frondoso matorral,
salpicado por los charcos que la escarcha matutina
adorna con los destellos de sus púas de cristal.
Despereza un quieto cielo que comienza a despertar
encendiendo sus azules con la chispa matinal,
hora
bruja sólo rota por mis botas que al pisar
profanan con sus crujidos el silencio virginal.
Ascendiendo por la alfombra de algodones de azahar
que ilumina la sonrisa de la aurora boreal
mis anhelos escondidos quieren la luz cabalgar
buscando en el horizonte su morada celestial.
¿Cómo
evitar que los sueños huyan de la oscuridad?
¿Cómo encerrar los anhelos en un cofre de metal?
Son los sueños avecillas que vuelan en libertad
y mi anhelo un dulce ensueño que quiere ser inmortal.
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