La primavera que hoy comienza ha puesto punto final a la etapa de soledad que inicié al marchar de Calafell e instalarme en Calp. Tras pasados avatares, necesitaba el sosiego suficiente para reencontrarme conmigo mismo. Para airear mi corazón desligándolo de un pasado imposible. Han sido 7 meses de íntima comunión con mis dos mayores pasiones: la literatura y el deporte. En su transcurso me ha sido posible realizar sueños tan diferentes e igualmente anhelados como concluir y publicar mi última novela, alcanzar las más altas cumbres montañosas de mi tierra y recorrer con mi kayak los singulares rincones de su bella y escarpada costa. Mi soledad no ha sido melancólica, sino activa y ello ha propiciado que hoy me sienta renovado por fuera y por dentro.
Fiel al emblema de mi blasón y siempre mirando adelante, de nuevo emprendo el vuelo en alas de la ilusión hacia donde mi corazón me lleva. Hacia un lejano país donde alcanzaré la meta de un sueño que se hará real y transformará mi vida para siempre. Mi vuelo pronto retornará, en un periplo que jamás volverá a ser solitario y junto a mis alas volarán el amor y la compañía.
Una nueva y definitiva primavera se abre ante mí como bello final al ciclo vital de alguien que va hacia el invierno de su vida a golpes de primavera y que hasta el último momento, siempre buscará morir viviendo.
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