Ayer en compañía de mi buen amigo Fernando preparé una salida por la zona montañosa que en la parte más oriental del macizo del Garraf circunda la población de Gavá conformando un sorprendente y variopinto paisaje natural cuya geología ofrece en sorprendente sucesión tres ecosistemas claramente diferenciados: las pizarras del Garraf negro con su mezcla de encinar mediterráneo y pinedas de pino carrasco, las areniscas del Garraf rojo con su maquia de brezo y madroño y las calizas del Garraf blanco donde crece un peculiar matorral de lentisco y palmito.
A pesar de que las alturas no son muy pronuciadas, las vistas que de la zona más encumbrada del macizo y de la línea costera pueden verse desde el Coll Roig en un dia luminoso como el de ayer son espectaculares, así como preciosas fueron las que más tarde y ya a la altura de Viladecans nos fue dado contemplar desde la Sierra de la Roca Gelena con el Castillo de Eramprunyá a nuestras espaldas y el Delta del Llobregat al frente.
En su conjunto es un entorno marcadamente húmedo que alterna la pista forestal con algún pedregal y boscosos senderos y que por su mayor influencia marina, contrasta marcadamente con la aridez de las planicies más elevadas del interior del macizo, una diferencia aun más evidente cuando se transita a través de los escondidos senderos que siguen el curso de sus torrenteras.
En resumen, un recorrido bello, variado y asequible con una duración no superior a las 4,30 horas que considero muy recomendable y que estoy convencido repetiremos en breve, sobre todo si se le añade a su término, tal como ayer hicimos, la guinda final de una visita al Parque Arqueológico del Garraf que en la ciudad de Gavá nos propone un viaje al neolítico internándonos en los misterios de la explotación del mayor yacimiento minero de variscita conocido por medio de una visita al laberinto de sus cuevas, descubiertas en 1975 y donde se recrea a través de los hallazgos allí obtenidos cómo era la vida de nuestros antepasados hace 6.000 años.
En su conjunto es un entorno marcadamente húmedo que alterna la pista forestal con algún pedregal y boscosos senderos y que por su mayor influencia marina, contrasta marcadamente con la aridez de las planicies más elevadas del interior del macizo, una diferencia aun más evidente cuando se transita a través de los escondidos senderos que siguen el curso de sus torrenteras.
En resumen, un recorrido bello, variado y asequible con una duración no superior a las 4,30 horas que considero muy recomendable y que estoy convencido repetiremos en breve, sobre todo si se le añade a su término, tal como ayer hicimos, la guinda final de una visita al Parque Arqueológico del Garraf que en la ciudad de Gavá nos propone un viaje al neolítico internándonos en los misterios de la explotación del mayor yacimiento minero de variscita conocido por medio de una visita al laberinto de sus cuevas, descubiertas en 1975 y donde se recrea a través de los hallazgos allí obtenidos cómo era la vida de nuestros antepasados hace 6.000 años.
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