Todos disponemos de un
pasado inmutable y nos encaminamos hacia un impredecible futuro, pero tan sólo podemos
gozar del presente. Vivimos en el tiempo. Ese leve soplo que constantemente se
diluye escapando de nuestro alcance. Para no desperdiciarlo, evitemos las nostálgicas
sombras del ayer y las ansiedades de un hipotético mañana. Hagamos de cada día
una vida en miniatura apurando las delicias de tantas cosas pequeñas y bellas que
nos rodean. Yo sigo esta sencilla receta.
De "Mis pequeños placeres" © 2012
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