Ser niño de corazón
Cualquier afortunado que
albergue en su seno un corazón de niño comprenderá más con el sentimiento que
con la razón. La magia de la inocencia presta alas de plata a la imaginación,
mantiene viva la llama de la ilusión y valora mejor la radiante belleza de lo
nuevo. Tener un corazón de niño nos acerca a las sublimes dotes de la
sencillez, honestidad, sinceridad, humildad y nobleza alejando los pecados de
la insidia, odio y resentimiento. Amo escuchar su alegre latido golpeándome el
pecho.
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