La bruma matinal en la montaña
Contemplar desde cotas
cimeras la niebla matinal inundando los valles es un espectáculo sublime. Un
mar de nubes se extiende a nuestros pies mientras los picos más elevados
sobresalen ante nuestros ojos acariciando el cielo. El entorno respira
aislamiento y soledad. La magnificencia de una naturaleza en toda su grandeza sobrecoge
y hace que nos sintamos pequeños. Me gusta observar cómo los primeros rayos de
sol despiertan el cromatismo del paisaje reflejándose en el albo manto.
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