Es un gozo contemplarlas todo el año. Tímidas lucecillas ateridas en
invierno, despuntan en primavera cuajadas de frondas y flores, con sus frutos se
engalanan a lo largo del estío y agonizan en otoño vestidas de ocres galas. Nada
existe más cambiante que el vasto mundo vegetal. Un cosmos de vida y color al
alcance de la mano de aquellos que saben apreciar su excitante belleza. El
reino vegetal engalana el orbe entero. Cuídalo con mimo y respeto. Yo siempre
lo hago.
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