Cuando
avanza la primavera es un gozo verlas salpicando de rojo el verde vigor de los
campos. Agitados por la brisa, sus sedosos pétalos tiemblan como etéreas
mariposas revoloteando sin pausa. Orillando los senderos son brillantes
centinelas del paso del caminante. Su presencia aleja los rigores invernales y
trae la agradable tibieza de las estaciones benignas. Cada flor encierra un significado.
Las tempranas amapolas guardan en su ente la escondida fortaleza de una
fragilidad engañosa.
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