Creo que el disponer de tiempo cuando te alumbra el fuego de una ilusión es un lujo impagable.
Aunque ayer la cercana Nochebuena invitaba a no alejarse demasiado del nido familiar, fui fiel a mis habituales encuentros con la madre naturaleza y acometí en solitario una preciosa ruta circular por la vertiente más oriental del macizo del Garraf.
El dia aunque ventoso era soleado y la excelente luminosidad permitía divisar con nitidez desde las cumbres de la Morella y les Agulles el poblado arco costero que como un hormiguero se perdía en la distancia más allá de Barcelona.
Mientras ascendía hacia esas cumbres envuelto en belleza y silencio sentía los palos de nórdic acompasarse a mi esfuerzo, siempre siguiendo mis pasos como avecillas de acero con su tictac impalpable escapándose hacia el cielo.
Los noté sabias muletas de mis preciados encuentros con quienes comparten conmigo naturaleza y tiempo y a la vez como un cayado donde poder reclinar quimeras del pensamiento.
Y dudé en si era buena la soledad para el cuerpo, aunque para la mente depare siempre momentos intensos.
Y por eso gozaré cuánto pueda la soledad y el encuentro, compartiendo la aventura con el amigo dispuesto y también guardando espacio al carnaval de mis sueños.
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS MIS AMIGOS Y COMPAÑEROS DE RUTAS!
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