Han sido 14 kms con unos 500 metros de desnivel acumulado en cuyo transcurso hemos dejado atrás la suavidad de amplias sendas arboladas que invitaban a acelerar el ritmo de nuestros palos de nórdic para ascender por la calzada medieval de duro y rojizo suelo que conduce al majestuoso castillo, que aunque ahora cerrado por obras, sigue ofreciendo desde su entorno la belleza de una panorámica costera que se pierde en la distancia más allá de Barcelona.
La vegetación de la zona, siempre frondosa y húmeda a pesar de la proximidad del mar, en este tiempo de otoño avanzado se nos ha ofrecido en todo su lujuriante esplendor como recordándonos nuestra fortuna de estar allí. Un hechizo con el que han posado nuestros tres compañeros, Joan, Milou y Fernando según refleja la foto con que concluye esta reseña de una salida más para el recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario