Olfatear un buen vino
Una piel de cristal deja ver su esencia elegante y seductora de color
rubí cereza. Próximo a nuestra nariz recuerda el olor de canela, de tierra quemada por el sol. Con
rito religioso se aloja en la boca. Es pleno, redondo, carnoso, nido de
exóticos aromas y mágicas fragancias. Despierta la escondida naturaleza de
todos los sentidos. Voluptuosamente abrazado a mi lengua, agoniza en mi garganta
disolviéndose para siempre en la eternidad. Juntos desaparecemos en un dulce
sueño.
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