Una importante superficie de nuestros campos cultivados viven en estas fechas su momento álgido. La vendimia ha comenzado llevando la alegría al ejército de viñedos que formados en policromadas escuadras ofrecen el fruto de sus cepas ya en sazón.
Aunque válido para cualquier rincón de nuestra piel de toro, en 2007 dediqué a las catalanas tierras del Penedès este poema en castellano incorporándolo a mi libro "Rimas para el recuerdo". Posteriormente lo trasladé también a mi lengua materna componiendo la versión que ilustrada en formato videopoema y ambientada con la preciosa música de Haendel podéis visionar accediendo a http://www.youtube.com/watch?v=DZqY9NcNbww.
Septiembre planea sobre el Penedés.
Ubérrimas viñas en madurez
ungiendo el paisaje de otro matiz
toman relevo al tiempo de mies
y el campo alfombran de verde tapiz.
¡Es la vendimia que llega otra vez!
Venerables cepas ayer desnudas
vestidas van de alabardadas frondas
en flácidos penachos retorcidas
que al mecer del viento asemejan blondas
mientras sus combadas ramas menudas
de negro y de oro lucen revestidas.
Brillantes
perlas de fruto jugoso,
su
sed saciada por la madre tierra,
serán
transformadas en dulce mosto;
son
como lágrimas que el sacrificio
aguardan
sumisas en fiel ofrenda,
dictada
sentencia en sumario juicio.
Huérfanos
ya de su cálido nido
comienza
el tormento de los racimos;
el
tallo tronchado, perdido el sentido,
al
lagar llegan todavía vivos
y
en arcadas de variadas tinturas
elixir
brota de sus comisuras.
No
ha sido vana la infausta jornada.
Si
el cuerpo no existe, un nuevo camino
el
alma acomete reencarnada.
Su
ser transmutado en preciado vino,
en
útero cristalino enclaustrado
palpitante
aguardará su destino.