Vagar por sus laberínticos pasillos en pos de lo
inesperado es un ameno paseo que
llama a la nostalgia. Un seductor viaje por el tiempo que nos devuelve antiguos
relatos vividos en la infancia. Apiladas en sus estanterías viejas novelas
policíacas, sentimentales y de aventuras se mezclan con añosos libros atezados
por el curso del tiempo que huelen a humedad. Todos maduran como el buen vino y
su lectura proporciona
renovadas emociones. Siempre disfruto rebuscando en sus rincones.
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