Los caminos de la autocomplacencia son infinitos. Modificar nuestra imagen es uno de ellos. Deseamos reforzar nuestra propia estima, no desentonar con la de quienes nos rodean y a la vez poner en evidencia nuestra individualidad. Muchos creen que el incuestionable hecho diferencial humano se basa solo en la apariencia exterior. Por eso casi todos gustamos de vernos diferentes ante un espejo. Un común ejercicio de narcisismo por el que existe el mundo de la moda y el negocio de las marcas.
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