Cuando la huella del tiempo labra surcos en la
frente
y llegan las horas quedas, con un tictac en cadencia
que al cuerpo aporta sosiego y al espíritu
sapiencia,
no hay ni un final ni un principio, solo un latir
diferente.
Ya no hay pasos indecisos ni esperanza sin motivo;
las palabras no son vanas ni el afán incoherente;
no es la pasión llamarada sino un rescoldo caliente;
ya no existe el blanco o negro, solo un gris más
reflexivo.
La ambición no es desbocada ni es el ánimo sombrío;
no hay delirios de grandeza ni hay anhelos peregrinos;
los sueños son alas rotas que no alcanzan sus
destinos;
no resuenan las fanfarrias, solo el eco del hastío.
Y en el ocaso del tiempo no hay memoria ni hay
olvido;
no hay sentimientos ni amigos, ni hay refugio, ni hay
camino;
ya la ilusión no cabalga por un éter mortecino;
no hay estrellas en el cielo, solo sombras sin
sentido.
No hay congojas ni alegrías en ese yermo vacío;
no existe inicio ni meta, ni presente ni futuro;
no hay nacimiento ni muerte en ese cosmos oscuro;
no hay
amores ni hay pasiones, solo el abrazo del frío.
Jo diria a tret personal, que si alguns propers la llegiren com cal, et coneixerien de més a prop i, en certs moments, conéixer no al poeta, sino la persona a qui tenen al seu costat. Me n'alegro que des de la seva creació a hores d'ara, algunes coses hagin canviat. Un petonàs!
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