El acto de comer nunca debería estar presidido por la monotonía. Amargo, ácido, dulce y salado son los sabores clásicos que las papilas gustativas de nuestra lengua aprecian habitualmente. El arte de combinar su orden de acceso a nuestra boca de forma adecuada abre la puerta a refinadas sensaciones Sentir cómo riñe en mi paladar lo dulce con lo salado al mezclar uvas con queso o lo ácido con lo dulce al combinar pomelos y confitura me produce satisfacción. ¡No dejes de probarlo!
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